Reflexión Mañanera

A mí la vida me acaba de hacer un regalo inesperado… Tiempo.  Mudarnos a Australia me ha permitido darme ese lujo. Tiempo para pensar. Para escribir. Para estar con mis niños. Por supuesto que estoy muy liada todo el día, pues aún no acabo de tener la casa  cómo me gustaría. Falta que nos llegue el sofá, comprar los muebles del dormitorio, cambiar las cosas de sitio mil veces hasta dar con la colocación que te gusta… Y acostumbrarte a todo absolutamente nuevo. Pero la sensación de tener libertad para decidir cuándo, cómo y dónde… eso no lo había experimentado hasta ahora. Y es un privilegio.

Hemos tenido nuestros momentos de mucho estrés, sobre todo al principio. De echar de menos todo y de levantarte una mañana preguntándote qué haces aquí. Muchas veces no tomas conciencia de dónde estás y, de repente, vas en el coche, escuchando la radio en inglés, conduciendo por calles extrañas y te das cuenta que… ¡Ostras! Estás en Australia. A miles de kilómetros de lo que hasta ahora era tu casa. Pero también te levantas otras mañanas, como hoy, y tus niños están ya despiertos, y les preparas el desayuno, y puedes sentarte con ellos, y hablar de qué vamos a hacer durante el día, tranquilos, sin prisas…. Y entonces valoras este preciado tiempo que estás disfrutando y que quizás no vuelvas a tener. Porque si, pretendo incorporarme a trabajar, pero aún tengo la suerte de poder decidir cuándo. Sin presiones.

Porque al final las cosas importantes de la vida son estas. Y no vamos a decir que el dinero no da la felicidad, porque gracias a ese dinero yo me puedo permitir este regalo. Bueno, más bien gracias a la persona que está trabajando para ganar ese dinero y que  me anima a que me tome todo el tiempo del mundo. Él es el que me está haciendo este maravilloso regalo. Porque mi amor no es hombre de detalles diarios, y quizás se equivoque en momentos importantes, pero luego sabe hacer regalos maravillosos como este. Y yo, gracias a dios, consigo darme cuenta a tiempo. ¡¡Lenteju!! (él ya sabe lo que significa esto… ya sabéis, vocabulario propio de la familia Sánchez Camarena)