Little Big Dash

Little Big Dash

Parece que ya vamos entrando en rutina… Trabajo, colegio, tardes de deberes, actividades, fines de semana de lavadoras… Eso significa que ya me va costando encontrar el tiempo necesario para escribir en el blog, pero, como decimos en Málaga, “vamos a hacer un poder”

Como ya os he comentado en alguna otra ocasión, Brisbane es una ciudad excelente para tener familia. Todos los días hay un montón de actividades para disfrutar con los más pequeños de la casa, y los fines de semana hay tanta oferta que es más complicado decidir a dónde vamos a ir que elegir nuevo Papa en el cónclave.  Aún así, espero que podamos pasar aquí el tiempo suficiente para que nos dé tiempo a hacer todo lo que tenemos en mente.

Algunas de las actividades, excursiones o viajes que queremos realizar ya los traíamos pensados desde España. Pero otras nos las vamos encontrando por el camino. Una de las mejores cosas que descubrí nada más llegar fue la web de Brisbane Kids (www.brisbanekids.com.au) Para todo el que se mude con familia a Brisbane se la recomiendo cien por cien. Tienen una agenda con todas las actividades, eventos y espectáculos pensados para niños y familias; información sobre cada uno de los parques que hay en Brisbane (y que no son pocos); lugares para ir con los niños de excursión; restaurantes “children friendly”; lugares donde celebrar cumpleaños; ideas para hacer con niños cuando llueve…  Si no lo encuentras aquí, ¡no existe!

Facebook también es una fuente inagotable. Cuando te mudas a una nueva ciudad, como que las páginas recomendadas y los anuncios no te molestan tanto, ávida como está una de conseguir información. Por una vez en mi vida estoy abierta a que me frían a publicidad de todo tipo. Si no hubiera sido por eso no hubiera conocido el Little Big Dash. Es una carrera diseñada para que puedan realizarla padres y niños. En un recorrido de unos tres kilómetros hay toda suerte de obstáculos pensados para que hagas deporte a la vez que te diviertes. Ya sé que estáis pensando que bueno… que deporte poco… que si se puede correr con niños debe ser una tontería… Pero a ver si tenéis el valor de decírselo a mis agujetas de la mañana siguiente. ¡Ay dios! Todavía, dos días después, camino como Robocop.  Pero no hay mal que por bien no venga, y es que me he dado cuenta del tiempo que llevo sin moverme y lo adormecidos que estaban mis músculos. Así que nos hemos propuesto, ya que hemos pasado los seis meses primeros de adaptación, tener una vida más activa. En otros tres meses ya os cuento si lo hemos logrado o no… no seáis demasiado severos, please…

Volviendo a la carrera, estaba súper bien organizada y empezaba súper temprano, como todo aquí en Australia. A todos los inscritos nos dividían en tres tandas. Nosotros nos apuntamos a la última, que tenía el “check-in” entre las 9:00 y las 9:40 de la mañana. No nos apetecía nada darnos el súper madrugón. Eso se lo dejamos a los australianos que están más acostumbrados. Antes del día de carrera te mandan por correo el dorsal con un código que escanean para dejarte entrar al recinto. Lo dicho. Súper organización. Además de la carrera propiamente dicha se podían realizar otras actividades que ofrecían los patrocinadores, como juegos de orientación, bateo de cricket, practicar la puntería con un balón de rugbi, walking roller…  Incluso Weet-bix ofrecía desayunos gratis. ¡Un súper combo, vamos!

El ambiente era súper festivo. Había incluso familias enteras disfrazadas (de Los Picapiedra, Los Increibles, Hadas, Hat in the Cat, Piratas…) Nosotros este año hemos ido un poco sosos, pero el año que viene, que seguro que nos apuntamos, pensaremos en algo más chulo (pero no demasiado estrambótico, que tampoco a nosotros nos va mucho eso) Se aceptan sugerencias… Sin pasarse por favor, que nos conocemos. Jejejeje.

Antes de la carrera unas monitoras dirigen una suerte de entrenamiento parecido a una sesión de aerobic. Después de esto, hagamos honor a la verdad, Jose Diego y yo ya estábamos cansados y los niños, para variar, llenos de energía.  En un momento dado, llaman por megafonía a todos los participantes para que acudamos a la línea de salida. Allí los corredores van saliendo en grupos de 40 en intervalos de 1 minuto, pensando en que no se formen tapones en los obstáculos (¿lo veis? es que piensan en todo) Para amenizar la espera hasta que llega tu turno, lanzan pelotas hinchables de colores que la gente va lanzando de un lado a otro. Puede parecer una tontería, pero a los niños, impacientes por naturaleza, andar lanzando las pelotitas de acá para allá les distrajo hasta que llegó nuestro turno (aunque los daños colaterales fue algún que otro balonazo en la cara) Ya metidos en carrera, Ángel y Pablo corrían como galgos y sus padres intentábamos seguirles el paso. Pablo, que no iba muy convencido de pasárselo bien, a los 2 minutos de empezar ya tenía una gran sonrisa en la cara. Lo más divertido, por votación familiar unánime, fue el túnel de espuma. Acabamos cansados pero felices. Al llegar a la línea de meta te dan una camiseta, toda blanquita ella, donde cada componente de tu equipo te estampa su mano, previamente untada en una cubeta de pintura disponible en varios colores. Y tu haces lo propio con los demás, claro.

Os dejo las fotos de la carrera. Sed magnánimos, que sé que algunas posturitas se prestan mucho al cachondeo.

Espero poder encontrar otro momentito para sentarme a escribir. Os confieso que JD y yo estamos viendo de un tirón todas las temporadas de la serie How I Met you Mother (Cómo conocí a vuestra madre) y me tiene absorbido el poco tiempo libre diario. Nos sentamos en el sofá al final del día, con los niños ya acostados, y van cayendo un capítulo tras otro hasta que se nos caen los párpados de sueño. Esto de Netflix ha sido un ¿gran? descubrimiento.  Afortunadamente vamos ya por el final de la temporada ocho (de nueve). Qué vamos a hacerle. Somos unos “enganchones”

¡¡¡Abrazos australes!!!

 

P.D: Enganchón: dícese de la persona que se obsesiona con algo (que no alguien) dotado de secuencia (dícese de series o juegos) y cuya obsesión no termina hasta que llega al fin de la misma. Por ejemplo, el que se traga todas las temporadas de una serie del tirón.